MARGARITA LÓPEZ QUINTANILLA
MARGARITA
YA VIVE EN EL SEÑOR.
En los últimos años Margarita paseaba su gran donaire, su alegría y su humanidad menuda, siempre tan coqueta (le encantaba pintarse o hacerse pintar, hasta el último día), y risueña a pesar de su declinar y sus sufrimientos, Y también, hasta en silla de ruedas, en las muy últimas semanas.
Era una mujer guay, empeñada en vivir hasta el final y en disfrutar de la vida, los nietos, la amistad, los viajes y la fraternidad, acogiendo, amando y sirviendo.
Esposa fiel y madre solícita, ya muy delicada, celebró sus bodas de oro el año pasado, y volvió a juntar a todos los suyos y no dudó en apuntarse a un crucero por Rusia, con su hija y un grupo de parroquia.
De la Comunidad cristiana, todos la conocíamos y mucho: levantó acta de los Consejos parroquiales durante más de 18 años participando en todos los Consejos muy activamente.
En Cáritas de Vicaría IIIª, durante más de seis años impartió clases de “Risoterapia”, cocina y animación con Inés, su amiga del alma, para gran regocijo de grupos de personas a las que Cáritas servía.
Durante años se fue perfeccionando en guitarra en la escuela de niños y adultos.
Era miembro activo de los grupos parroquiales: Cáritas, “Relación y Encuentro”, Oración, Manos Unidas y Fe y Vida.
Ha sido una gran creyente, muy implicada en la vida parroquial, amiga de todos y dando testimonio con su vida de fe y fraternidad evangélica.
Su vida no fue nada fácil: Criar siete hijos, el paro de su esposo cuando todos dependían de su salario… Esto la llevó a ser trabajadora autónoma para arrimar el hombro. Y luego bache en sus 50, con operaciones a vida o muerte.
La Comunidad entera temió por su vida y en una eucaristía multitudinaria pedimos al Señor su curación y pronto en menos de diez o doce días ya participó en la acción de gracias con toda la Comunidad para alegría de todos.
En julio del 2010, los médicos del Marañón le diagnostican un tumor maligno sin posibilidad de operación y le dan un margen de vida de unos 3 meses.
Vivirá 4 preciosos años. Llena de fe y animosa lleva una vida de creyente, con dolor sí y con serenidad, paz, de crecimiento en la fraternidad y en la fe, sin quejas ni dramatismos. Su gozo son sus nietos, eran sus preferidos, alegraban su vida, cada día de escuela, comiendo en su casa. Y las visitas menudeaban, siempre bien acogidas y disfrutadas.
Se apaga su vida en pleno agosto el día 23 del 2014, rodeada de los suyos y de algunos hermanos que estaban en Madrid en esas fechas.